17 febrero, 2015
¿Cómo se gestionan los vuelos con los malos? El transporte aéreo de presos se realiza en vuelos comerciales y otros fletados por la propia dirección general de la policía.
El transporte de presos a bordo de aeronaves se divide en dos categorías, DEPU (deportados sin escolta) y DEPA (deportados acompañados). También existen los INAD, que son los inadmitidos en el país al que llegan.
En vuelos comerciales, al subir un preso a bordo, la policía debe informar a la compañía aérea del perfil del reo; con un dossier de valoración del riesgo del preso en el que se valorará el grado de peligrosidad que entraña la persona, pudiendo la compañía y en última instancia el comandante decidir si acepta o no transportarlo, alegando en caso negativo riesgo para la seguridad de la aeronave y sus ocupantes.
Para los pasajeros peligrosos que necesitan escolta, normalmente dos policías, bien nacionales o bien del país de origen del preso, escoltan al pasajero y portan, al estar de servicio, sus reglamentarias armas de fuego. Normalmente para evitar disparos accidentados con el importante riesgo de despresurización que puede ocasionar en la cabina se suele separar la munición de la pistola, a pesar de que no existe ninguna normativa al respecto.
Normalmente suelen ir ubicados lejos de las salidas de emergencia y con asientos libres a su alrededor. No se permite que vayan esposados a ninguna parte del avión y solo en contadas ocasiones se puede esposarlos uniendo sus muñecas con unos lazos especiales. Los presos suelen ser los primeros en embarcar y los últimos en desembarcar.
Cuando se trata de aviones fletados por la policía para transporte exclusivo de presos el número de policías por cada preso se determina en función al nivel de peligrosidad de estos, la duración del vuelo y el destino.
Air Europa y Swift Air suelen ser las compañías en España que operan para la policía este tipo de transportes.