¿Por qué nos apetecen unas comidas más que otras cuando viajamos en avión?

Seguramente habréis notado que cuando volamos en avión el sentido del gusto nos cambia y de repente preferimos tomar alimentos que no solemos ingerir en nuestro día a día.

La respuesta a esta pregunta es sencilla:

• A más de 10.000 metros de altura cambia el sentido del gusto y el olfato. La falta de humedad también afecta.
• La temperatura, aromas, apariencia y consistencia también ayuda la definición del sabor de las comidas, algo que cambia en un avión.
• La elaboración de los menús se realizan en las cocinas de los aeropuertos y después se trasportan a las bodegas del avión. En la cocina de la aeronave únicamente se preparan las bandejas y se recalientan los platos.
• Aunque recalentar la comida hace que ésta pierda sabor, lo cierto es que es un proceso absolutamente necesario, ya que los platos deben llegar al avión refrigerados. De esta forma, los alimentos llegan al consumidor en condiciones óptimas. Además, los fogones están prohibidos en las cocinas de los aviones por evidentes motivos de seguridad.
• Solo en el sabor salado y dulce se producen estos cambios,  dejando casi inalterado los sabores agrios y amargos. El zumo de tomate, por ejemplo, tiene un sabor más intenso, fresco y dulce cuando la presión atmosférica es más baja.

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Fuente: Ideal.es